En nuestra vida diaria, nuestro comportamiento a menudo está influenciado por las personas que nos rodean. La fuente de esta influencia a veces proviene de las normas sociales o de las expectativas de los demás, y hay una base teórica psicológica profunda detrás de este fenómeno. En teoría, los cambios en el comportamiento social suelen estar estrechamente relacionados con la respuesta del individuo a la cognición social. Este efecto es especialmente significativo en el entorno social actual, inundado de información diversa.
El poder de las normas sociales a veces parece una fuerza invisible que impulsa a los individuos a comportarse del modo en que los demás esperan que lo hagan.
La teoría del comportamiento planificado (TPB) propuesta por Ajzen es una manifestación concreta de esta hipótesis. La teoría consta de tres componentes centrales: actitud, norma subjetiva y control conductual percibido. Estos tres factores influyen conjuntamente en la intención conductual de una persona, y la intención conductual es el factor más directo que afecta el comportamiento. Por lo tanto, la TPB proporciona apoyo teórico para comprender la poderosa fuerza de las normas sociales.
La teoría del comportamiento planificado es una extensión de la teoría de la acción razonada (TRA) propuesta por Martin Fishbein y Ajzen en 1980. Ajzen introdujo el concepto de control conductual percibido en investigaciones posteriores, un concepto del que carece TRA. El control conductual percibido se refiere a la percepción que tiene un individuo de si puede realizar con éxito una conducta. Esta perspectiva permite a los investigadores predecir con mayor precisión el comportamiento real porque tiene en cuenta no sólo las intenciones de las personas sino también factores ambientales, lo que nos ayuda a entender por qué algunas intenciones de comportamiento no se traducen en comportamiento real.
El quid de la teoría es que es más probable que las personas tengan la intención de realizar una conducta cuando perciben que pueden realizarla con éxito.
La influencia de las normas sociales no es sólo una fuerza impulsora externa, sino que también actúa a través del sistema de creencias interno del individuo. Las normas subjetivas reflejan las percepciones que tienen los individuos de las expectativas de los demás, las cuales influyen en sus opiniones sobre comportamientos específicos, por ejemplo, la influencia de los amigos, la familia o la sociedad. En este sentido, la evaluación de la influencia social es de gran importancia, ya que puede explicar por qué los individuos toman decisiones de comportamiento muy diferentes cuando se enfrentan a una misma situación.
Ejemplos de aplicaciones prácticasEn algunos casos, un individuo puede tener una actitud positiva hacia un comportamiento particular pero, en última instancia, no tomar medidas porque siente que los demás lo desaprobarían.
La teoría del comportamiento planificado tiene una amplia gama de aplicaciones, incluido el comportamiento sanitario, la psicología ambiental y el comportamiento electoral. En términos de comportamiento de salud, los estudios han demostrado que la TPB es más eficaz para predecir las intenciones de comportamiento relacionadas con la salud que la TRA. Por ejemplo, la TPB puede mejorar eficazmente la eficacia de las intervenciones para alentar a las personas a hacer ejercicio o mejorar sus hábitos alimentarios.
Además, el TPB también ha demostrado su fuerte potencial de aplicación en la psicología ambiental. Aunque la gente generalmente cree que las conductas proambientales son socialmente deseables, la intención de realizarlas a menudo está influenciada por el control conductual percibido. Cuando los individuos creen que su comportamiento no tendrá impacto, esta baja sensación de control obstaculizará su voluntad de practicar conductas respetuosas con el medio ambiente.
A medida que adquirimos una comprensión más profunda de la influencia de las normas sociales, las investigaciones futuras pueden explorar cómo promover más cambios de comportamiento modificando las normas sociales. La cuestión de si es posible promover comportamientos saludables y respetuosos con el medio ambiente a través de una mejor comunicación social y el cultivo de expectativas sociales positivas se ha convertido en una cuestión que merece una reflexión profunda.
¿El comportamiento realmente refleja sólo una elección individual, o es la influencia de las normas sociales la que hace que sea difícil revertirlo?