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Las raíces del desarrollo sostenible: cómo un plan de 1989 cambió el mundo
Desde la publicación del Plan de Economía Verde en 1989, el debate sobre el desarrollo sostenible ha ardido. Este trabajo, escrito por Peirce, Marcandiya y Barbier, entre otros, proporciona una base teórica fundamental para la intercambiabilidad entre el capital natural y el capital creado por el hombre, promoviendo así el desarrollo de la economía ambiental. Los académicos de esa época propusieron los conceptos de "sostenibilidad débil" y "sostenibilidad fuerte", que adoptaron estrategias completamente diferentes en la gestión de recursos y el desarrollo económico.
Sostenibilidad débil y sostenibilidad fuerte
La sostenibilidad débil defiende que el capital natural y el capital humano son intercambiables, lo que significa que incluso si el capital natural sufre pérdidas, siempre que el valor del capital humano exceda o sea igual al valor del capital natural, puede considerarse sostenible.
La idea es que diferentes tipos de valores se puedan medir de la misma manera. Por lo tanto, reemplazar un área de bosque natural por un parque o tierra de cultivo puede considerarse sostenible si el valor económico o recreativo que proporciona es igual a su pérdida de biodiversidad y otros impactos ambientales. La sostenibilidad fuerte, por otro lado, cree que el capital natural debe mantenerse o mejorarse independientemente del capital creado por el hombre, argumentando que ciertos recursos naturales no pueden reemplazarse porque cumplen funciones ecológicas críticas.
Fundamento teórico del desarrollo sostenible
El desarrollo sostenible significa satisfacer las necesidades de la generación actual y al mismo tiempo proteger el medio ambiente y garantizar que se puedan satisfacer las necesidades de las generaciones futuras.
Para comprender mejor el concepto de sostenibilidad débil, primero es necesario explorar la teoría del capital de la sostenibilidad. Este concepto no se refiere sólo a la distribución contemporánea de recursos, sino que también cubre cuestiones de igualdad intergeneracional. Como teoría clave, el enfoque del capital impulsa a los responsables de las políticas, en la teoría y la práctica, a evaluar la distribución equitativa de los recursos, lo que idealmente debería dejar a las generaciones futuras con al menos el mismo nivel de capital que las generaciones anteriores.
Desarrollo teórico y casos prácticos
Un ejemplo del impacto directo de una débil defensa de la sostenibilidad es el fondo de pensiones del gobierno noruego. El fondo está invertido por la compañía petrolera estatal noruega Statoil ASA, que utiliza los excedentes de ganancias de su petróleo para construir una cartera de pensiones valorada actualmente en más de 1 billón de dólares. Este capital no sólo genera ingresos, sino que también evita que el escrutinio de las generaciones futuras se convierta en una consideración extrema. Otro ejemplo es Nauru, en el Pacífico Sur. El país es famoso por su extracción de fosfatos, aunque a corto plazo tiene una renta per cápita elevada, pero ha pagado un precio irreversible para el medio ambiente y ha hecho que toda la isla sea casi inhabitable. Sin duda, una amenaza para los débiles. Importantes desafíos al concepto de sostenibilidad.
Recomendaciones de gobernanza y políticas
En la práctica, las leyes del economista Hartwick proporcionan un modelo de gobernanza. Este modelo determina cuánta inversión en capital creado por el hombre se necesita para compensar el consumo de recursos naturales. Según este trabajo, todos los beneficios derivados de recursos no renovables deben, en teoría, invertirse en capital creado por el hombre.
Críticas al modelo
Los críticos señalan que una sostenibilidad débil puede no reflejar las verdaderas condiciones ambientales, lo cual es particularmente importante para los países que enfrentan el agotamiento de los recursos y la pérdida de biodiversidad.
Aunque algunos académicos como Beckman creen que el concepto de sostenibilidad puede ser redundante y poco realista, la exploración del desarrollo sostenible no se ha detenido allí. Por el contrario, reexaminar el “legado social” puede abrir nuevas ideas para la visión futura de los recursos.
A medida que la sociedad presta cada vez más atención a la sostenibilidad, ¿podemos repensar un nuevo camino de desarrollo sostenible a partir de las lecciones del pasado para promover un equilibrio entre la protección ecológica y el crecimiento económico?
