La inmunología del cáncer es una rama multidisciplinaria de la biología centrada en el papel del sistema inmunológico en el desarrollo y la progresión del cáncer. Con el auge de la inmunoterapia contra el cáncer, los investigadores han descubierto gradualmente la complejidad de los antígenos tumorales, cuya existencia es crucial para desarrollar planes de tratamiento más efectivos.
Los antígenos específicos de tumores (TSA) son antígenos que se encuentran únicamente en las células tumorales, mientras que los antígenos asociados a tumores (TAA) son antígenos que también se pueden encontrar en células sanas pero se expresan de forma anormal en las células tumorales.
En este artículo, analizaremos más a fondo los mecanismos de los antígenos tumorales y explicaremos por qué algunos antígenos solo se encuentran en los tumores y qué significa esto para el tratamiento del cáncer.
Tipos de antígenos tumorales Los antígenos tumorales se dividen en dos categorías: antígenos específicos del tumor (TSA) y antígenos asociados al tumor (TAA). Los TSA solo se encuentran en células tumorales y generalmente son causados por mutaciones o infecciones virales. Por ejemplo, las proteínas E6 y E7 del virus del papiloma humano pueden contribuir al desarrollo del cáncer de cuello uterino, mientras que la proteína EBNA-1 del virus de Epstein-Barr está asociada con el linfoma de Burkitt.TAA es un antígeno que también existe en las células sanas, pero la cantidad de expresión, la ubicación o el tiempo en las células tumorales pueden ser anormales. Ejemplos bien conocidos incluyen antígenos fetales como la alfa-fetoproteína (AFP), que se expresa en el carcinoma hepatocelular, o el antígeno carcinoembrionario (CEA), que está presente en los cánceres de ovario y de colon.
La inmunoedición del cáncer es un proceso que describe cómo el sistema inmunitario interactúa con las células tumorales. Este proceso se puede dividir en tres etapas: eliminación, equilibrio y escape. Durante la fase de eliminación, el sistema inmune destruye las células tumorales, pero en algunos casos, algunas células tumorales mutan y escapan a la detección inmune, entrando en la fase de equilibrio. Durante esta etapa, el tumor no crece pero el sistema inmune es incapaz de reconocer completamente todas las células tumorales.
La fase de escape es un momento crítico durante el cual las células tumorales ganan dominio sobre el sistema inmunológico, comienzan a crecer y establecen un entorno inmunosupresor.
Este proceso puede verse como una analogía con la evolución darwiniana, donde las células tumorales mutan y evolucionan clones capaces de resistir al sistema inmunológico.
Mecanismos de escape de tumoresLas células tumorales tienen una variedad de mecanismos para evadir las respuestas inmunes. Entre ellos, las células T citotóxicas CD8+ son el núcleo de la inmunidad antitumoral. Las células tumorales pueden reducir la expresión de moléculas MHC clase I en su superficie para evadir la detección por estas células T. Algunas células tumorales expresan moléculas inhibidoras, como PD-L1, que inhiben la actividad de las células T.
Estos mecanismos de evasión permiten que los tumores sobrevivan y se multipliquen a pesar de la vigilancia del sistema inmune.
Además, las células supresoras en el microambiente tumoral, como las células supresoras derivadas de mieloides (MDSC) y los macrófagos complementarios, también agravan la supresión inmunitaria y promueven aún más el crecimiento y la propagación del tumor.
Para estimular la respuesta inmune, los científicos han desarrollado una variedad de métodos inmunomoduladores. Los inhibidores de puntos de control inmunitario, como los anticuerpos anti-CTLA-4 y anti-PD-1, pueden aliviar la inhibición de las células T y promover su ataque a las células tumorales. En este sentido, se han logrado avances importantes en el desarrollo de fármacos como ipilimumab y Novartis.
Además, el desarrollo de la terapia con células T con receptores de antígenos quiméricos (CAR-T) y de vacunas contra el cáncer también está abriendo nuevas direcciones en el tratamiento del cáncer. Estos enfoques tienen como objetivo fortalecer el sistema inmunológico para producir una respuesta antitumoral duradera.
ConclusiónEl estudio sugiere que la forma en que mueren las células cancerosas puede ser crucial para movilizar una respuesta inmune, que a su vez afecta el éxito o el fracaso del tratamiento.
Ante el desafío del cáncer, la investigación sobre antígenos tumorales muestra un potencial y una esperanza infinitos. Los tratamientos futuros dependerán cada vez más de la comprensión de estos antígenos y de la regulación de cómo el sistema inmunológico trabaja en conjunto para combatir los tumores. En esta investigación en curso, no podemos evitar preguntarnos: ¿Qué papel clave desempeñarán los antígenos tumorales en el futuro tratamiento del cáncer?