La avicultura es una parte importante de la producción agrícola mundial, especialmente pollos, patos, pavos y gansos, que sirven como principal fuente de alimento humano. Cada año se sacrifican más de 6 mil millones de pollos en todo el mundo. Ante una cifra tan enorme, los países adoptan estrategias completamente diferentes para la supervisión avícola. En los EE. UU., la regulación de la avicultura está a cargo de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), mientras que en el Reino Unido está a cargo del Departamento de Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales (DEFRA).
Según el Instituto Worldwatch, el 74% de la carne de aves de corral y el 68% de los huevos del mundo se producen utilizando modelos agrícolas de alta intensidad. Esta asombrosa cifra ha desencadenado un debate generalizado sobre los modelos agrícolas modernos.
La FDA en los Estados Unidos es responsable de garantizar la seguridad y eficacia de los alimentos. La FDA desarrolla una serie de regulaciones para proteger la salud de los consumidores mediante el monitoreo de las fuentes de alimentos, el uso de medicamentos y los entornos de producción. Bajo este sistema, las granjas suelen utilizar medicamentos aprobados por la FDA para prevenir y tratar enfermedades, lo que genera preocupación sobre la resistencia a los medicamentos.
Por el contrario, el DEFRA del Reino Unido se centra en la protección del medio ambiente, la seguridad alimentaria y la salud animal. La diferencia es que DEFRA tiene estándares de gestión más estrictos para la cría orgánica y en libertad, especialmente en términos de bienestar animal. El gobierno británico tiene requisitos específicos para el entorno de vida de los pollos.
La agricultura avícola ha sufrido muchas transformaciones en las últimas décadas. Estados Unidos adopta principalmente un modelo de cría intensiva de alta intensidad para alcanzar rápidamente los objetivos de producción. Aunque el Reino Unido también tiene una agricultura intensiva, ha aumentado gradualmente la proporción de agricultura ecológica y en libertad en los últimos años. El énfasis de los consumidores en el bienestar animal ha provocado cambios en el mercado.
Aunque la agricultura intensiva puede aumentar los rendimientos, no se pueden ignorar los problemas de salud a largo plazo de los animales. En entornos de alimentación de alta intensidad, los pollos son más susceptibles a problemas como enfermedades respiratorias y deformaciones de las patas.
Las leyes británicas de bienestar animal exigen un mejor entorno de vida para las aves de corral, lo que significa que las granjas deben proporcionarles suficiente espacio y entorno natural para que las gallinas sólo puedan exhibir comportamientos naturales limpios y saludables.
Con una creciente atención al medio ambiente y al bienestar animal, la avicultura enfrenta muchos desafíos. En el futuro, cómo equilibrar la eficiencia de la producción y el bienestar animal se convertirá en una cuestión importante para las agencias reguladoras de varios países. Además, cómo reducir el problema de la resistencia a los antibióticos garantizando al mismo tiempo la seguridad alimentaria es un desafío importante que la avicultura en los Estados Unidos y el Reino Unido debe enfrentar.
En última instancia, las agencias reguladoras de cada país tienen diferentes filosofías y estándares de aplicación para la avicultura. Esto le da a la producción avícola un aspecto diverso. A medida que cambian las políticas regulatorias y crece la demanda de los consumidores, ¿hacia dónde irá el futuro de la avicultura?