Los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) son un grupo de países en desarrollo formado por pequeñas naciones insulares y pequeños países que enfrentan muchos desafíos similares en materia de desarrollo sostenible. Entre ellos se incluyen el crecimiento limitado de la población, la escasez de recursos, la lejanía geográfica, la susceptibilidad a los desastres naturales y la vulnerabilidad a los choques externos. Su progreso y desarrollo también se ven limitados por los elevados costos de las comunicaciones, la energía y el transporte, y su pequeño tamaño dificulta la consecución de economías de escala.
Las economías de estos países a menudo dependen de recursos naturales, como el ecoturismo, la pesca o la agricultura, lo que contribuye aún más a su vulnerabilidad.
Según la Oficina del Alto Representante de las Naciones Unidas para los Países Menos Adelantados, los Países Muy Sin Litoral y los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (UN-OHRLLS), en 2023, hay 57 pequeños Estados insulares en desarrollo, incluidos 39 Estados soberanos y 18 territorios dependientes. Los países están divididos en tres regiones geográficas: el Caribe, el Pacífico y África, el Océano Índico, el Mediterráneo y el Mar de China Meridional (AIMS).
La vulnerabilidad de los pequeños Estados insulares radica en el hecho de que a menudo son las zonas más vulnerables del mundo al cambio climático, especialmente frente a las amenazas del aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos.
La estructura económica de los pequeños Estados insulares depende en gran medida de los recursos naturales. Podrían sufrir un duro golpe económico cuando se produzcan problemas como el aumento del nivel del mar y la acidificación de los océanos causados por el cambio climático. Además, muchos residentes de pequeños estados insulares viven cerca de la costa, lo que los expone especialmente a los cambios en el clima oceánico. El cambio climático futuro no sólo afectará sus vidas, sino que también tendrá un impacto devastador en sus economías fundamentales.
Los sectores energéticos de estos países enfrentan desafíos únicos, especialmente en regiones con bajos niveles de electrificación. Según un informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA) de marzo de 2024, estos países están explorando soluciones de energía renovable descentralizada para abordar problemas de accesibilidad energética.
En algunos de los casos destacados en el informe, entre ellos Guinea-Bissau, Papua Nueva Guinea y Vanuatu, los beneficios socioeconómicos de mejorar el acceso a la energía son significativos, entre ellos mayores oportunidades de ingresos para las mujeres rurales y una menor contaminación del aire en interiores.
A medida que los pequeños Estados insulares buscan opciones de desarrollo más sostenibles, incluida la adopción de tecnologías de energía renovable, esperan mejorar sus estructuras económicas y volverse más resilientes al cambio climático. Los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas también mencionan las necesidades de desarrollo de los pequeños Estados insulares, como la gestión y el uso sostenibles de los recursos marinos.
Los pequeños Estados insulares en desarrollo se mencionan en varios de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Por ejemplo, el Objetivo 7 del Objetivo de Desarrollo Sostenible 14 de las Naciones Unidas establece: “De aquí a 2030, aumentar los beneficios económicos de los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados mediante la gestión sostenible de la pesca, la acuicultura y el turismo”.
Este objetivo no sólo apunta a la protección del medio ambiente, sino que también se centra en el equilibrio entre el desarrollo económico y la sostenibilidad.
La vulnerabilidad de los pequeños Estados insulares ha atraído una atención generalizada, lo que ha llevado a muchas organizaciones internacionales a brindar apoyo para su desarrollo. Estos países están explorando nuevas estrategias para abordar los desafíos del cambio climático y el comercio internacional, y están trabajando para encontrar su lugar en el comercio global. Sin embargo, ¿son suficientes estos esfuerzos para cambiar la frágil situación de los pequeños Estados insulares, o todavía se necesita más atención y acción para impulsar un cambio sustancial?