A medida que las personas prestan más atención a su salud, muchas anomalías físicas que normalmente damos por sentado pueden ocultar importantes riesgos para la salud, entre los cuales los bultos en el cuello son un problema que necesita atención urgente. Si no se presta atención a estos bultos, pueden afectar la respiración y la deglución normales, provocando una disminución significativa en la calidad de vida del paciente. Entre los muchos bultos que se pueden encontrar en el cuello, el quiste tirogloso es particularmente común, pero la gente es relativamente menos consciente de ello.
¿Qué es un quiste tirogloso?Los quistes tiroglosos se forman a partir de tejido sobrante del conducto tiroideo del desarrollo embrionario. Estos bultos pueden parecer inofensivos a primera vista, pero con el tiempo pueden causar una variedad de problemas de salud.
Un quiste tirogloso es un quiste lleno de líquido que generalmente aparece en la línea media desde la base de la lengua hasta la parte delantera del cuello. Estos quistes son causados por tejido remanente del conducto tiroideo que se forma durante el desarrollo embrionario. Si bien la mayoría de los quistes tiroglosos están presentes al nacer, algunos no se diagnostican hasta la edad adulta. Según las estadísticas, hasta el 50% de los quistes onioglosos se descubren en adultos.
Signos y síntomasEl síntoma principal de un quiste tirogloso es un bulto en el cuello, generalmente indoloro, ubicado en la mitad del cuello debajo de la lengua. El bulto se mueve cuando usted traga o saca la lengua debido a su conexión con la lengua. Aunque el bulto generalmente no causa ninguna molestia, en algunos casos puede crecer más y causar dificultad para respirar o tragar.
Si el quiste se infecta, puede ir acompañado de síntomas como dolor de cuello y fiebre, e incluso puede provocar un sentimiento de culpabilidad al pensar que podría tratarse de un cáncer.
Si un quiste tirogloso no se trata, puede provocar varias complicaciones. Los más comunes incluyen:
Un quiste tirogloso se diagnostica principalmente a través de un examen físico realizado por un profesional médico, con exámenes más detallados para determinar si hay tejido tiroideo acompañante. Su médico puede ordenar pruebas de diagnóstico por imágenes para confirmar la naturaleza del quiste y su ubicación.
Aunque la mayoría de los quistes tiroglosos son benignos, los pacientes pueden requerir cirugía si presentan problemas para tragar o respirar. La cirugía más común es el procedimiento Sistrunk, que elimina no sólo el quiste sino también el conducto tiroideo conectado a él.
La cirugía tiene una tasa de éxito del 95% y a menudo se considera la primera opción de tratamiento para pacientes con episodios recurrentes.
Aunque el quiste tirogloso es pequeño, no se pueden subestimar sus riesgos potenciales. Las dudas humeantes a menudo se esconden en un pequeño bulto. ¿Entendemos realmente las amenazas potenciales de esos abscesos disfrazados de ropas inofensivas?