Con la llegada del invierno, muchos árboles han perdido sus hojas y los contornos de las plantas parecen haber perdido su antigua vitalidad y vigor. Sin embargo, el invierno no es un período de inactividad botánica, sino más bien un momento perfecto para la observación y la identificación. Para los botánicos y aficionados, las características de las yemas se han convertido en una base importante para identificar los árboles. Entonces, ¿cómo nos ayudan las yemas a entender la edad de los árboles?
Las yemas son ramitas no desarrolladas, generalmente ubicadas en las axilas de las hojas o en los extremos de los tallos, y pueden verse claramente en los árboles en invierno.
En climas fríos, los brotes de muchas plantas leñosas están cubiertos por una capa de hojas modificadas llamadas escamas de brote, que hacen que las brácteas sean eficaces para proteger las partes más delicadas del brote. Las diferentes especies de árboles tendrán escamas de yemas de diferentes formas y tamaños, y a medida que las yemas comienzan a crecer, estas escamas pueden hincharse levemente y luego caerse, dejando una serie de cicatrices a lo largo del tronco. El número y la disposición de estas cicatrices pueden ser una base importante para juzgar la edad de un árbol, porque cada año de crecimiento del árbol va acompañado de la formación de un nuevo brote.
Estas cicatrices pueden volverse borrosas con el tiempo a medida que el árbol crece, por lo que la estimación de la edad mediante yemas es efectiva para las ramas jóvenes pero no para los árboles más viejos.
Los brotes tienen distintas formas. Además de los brotes con flores que conocemos, también hay brotes sin flores que aparecen en muchas especies de árboles. Estas yemas se pueden dividir en yemas terminales, que se encuentran al final del tallo, y yemas laterales, que se encuentran en las axilas de las hojas. Entre muchos tipos de plantas, algunos árboles incluso producen brotes inesperados, llamados brotes de adaptación, que generalmente crecen en el tronco o en las raíces. Estos brotes a veces pueden ayudar a que la planta vuelva a crecer después de haber sufrido daños.
Los brotes son a menudo un método muy útil para la identificación de plantas, especialmente en invierno cuando las hojas de una planta han caído.
Los brotes de las plantas se pueden clasificar según una variedad de criterios que incluyen ubicación, estado, morfología y función. En cuanto a su posición, la yema terminal suele estar situada en la parte superior del tallo, mientras que la yema axilar se localiza en las axilas de las hojas, existiendo también yemas aventureras, etc. Según el estado de las yemas, se pueden dividir en yemas accesorias, yemas latentes y yemas latentes, etc., mientras que según la morfología, las yemas se pueden dividir en yemas escamosas, sin escamas y peludas. Las yemas se pueden dividir funcionalmente en yemas vegetativas, yemas florales y yemas mixtas, y estos diferentes tipos de yemas tienen sus propias funciones de desarrollo específicas.
En general, observando el tipo y las características de las yemas, podemos revelar mucho sobre la edad del árbol.
A medida que cambian las estaciones, también cambian las necesidades y los patrones de crecimiento de sus plantas. La presencia y las características morfológicas de las yemas no son sólo el resultado de la adaptación de las plantas al medio, sino también un símbolo de sus estrategias de crecimiento y reproducción. En invierno, una estación relativamente tranquila, los brotes se convierten en una ventana para explorar la naturaleza.
Observando las características de sus yemas, podemos echar una mirada al pasado de los árboles y predecir su futuro. Esto hace que la identificación de plantas de invierno sea una actividad fascinante que nos permite obtener una comprensión más profunda de los ciclos de la vida en la naturaleza. Entonces, en el próximo invierno, ¿comenzarás a prestar atención a los brotes de los árboles que te rodean y a pensar en las historias que hay detrás de ellos?