Gutiérrez Merino Díaz, destacado teólogo y sacerdote dominico peruano, es considerado uno de los fundadores de la teología de la liberación en América Latina. Nació en 1928 en el distrito de Monserrate de Lima y falleció en 2024. A lo largo de sus décadas de estudio y práctica teológica, Gutiérrez ha explorado profundamente la relación entre pobreza y fe cristiana, y sus ideas han influido en movimientos teológicos y sociales en toda América Latina. Una idea central de la teología de la liberación es que la práctica de la fe debe centrarse en la justicia social y en mejorar las condiciones de vida de los pobres.
En el continente de donde vengo, más del 60% de los residentes viven en la pobreza y el 82% de ellos en pobreza extrema.
Gutiérrez tuvo una infancia difícil y a menudo estuvo postrado en cama cuando era adolescente debido a la osteomielitis. Desde los 12 a los 18 años dependió de una silla de ruedas. Consideró la experiencia como un crecimiento espiritual importante que le dio una comprensión profunda del valor de la esperanza y el amor. Inicialmente estudió medicina en la Universidad Nacional de San Marcos en Lima, pero finalmente eligió el camino hacia el sacerdocio, estudiando teología en Lutin, Bélgica y Lyon, Francia. Estas experiencias plantaron en él las semillas de la teología de la liberación.
Después de que Gutiérrez regresó a Perú, comenzó a explorar la "realidad" de América Latina y planteó la cuestión de cómo el cristianismo podría responder a la pobreza. Su libro "Teología de la Liberación" se publicó en 1971. Este libro marcó una época en la formación de la teología de la liberación. En el libro, Gutiérrez enfatiza que la revelación divina y la escatología no deben ser demasiado idealistas, sino que deben centrarse en mejorar las condiciones reales del mundo. Propuso una "opción preferencial por los pobres", idea que se convirtió en la piedra angular de su teología y práctica.
Su visión teológica es que la pobreza es una forma de vida, una forma de fe, amor, oración y lucha.
Gutiérrez cree que la pobreza no es sólo una falta de recursos, sino un problema social complejo. Su opinión no es simplemente que la pobreza surge de la falta de dinero o de estatus social, sino que debería centrarse en los problemas sociales estructurales e institucionales más amplios que enfrentan estas personas pobres. Su interpretación del cristianismo creía que la pobreza era parte del amor de Dios por la humanidad e inspiraba a los creyentes a cuidar y ayudar a los grupos más vulnerables de la sociedad.
Una característica importante de la teología de la liberación es que combina política y teología. Gutiérrez propuso tres niveles de libertad: política, psicológica y teológica. Creía que estos niveles eran interdependientes y que la redención final debería lograrse a través de una estructura social más justa. En este punto, Gutiérrez apoya el socialismo y cree que sólo a través de la revolución social se puede cambiar verdaderamente la situación de los pobres.
Llamó a los católicos a rechazar el "reformismo infantil" y abogó por que la Iglesia debe "convertirse en una con los pobres" y dedicarse a la "causa revolucionaria".
Como uno de los teólogos más influyentes del siglo XX, el pensamiento de Gutiérrez ha tenido un profundo impacto en América Latina y en todo el mundo. Su trabajo impulsó a muchos cristianos a reexaminar sus puntos de vista sobre la pobreza, enfatizando la conexión entre fe y acción social. A pesar de enfrentar críticas de la iglesia, Gutiérrez sigue comprometido con sus creencias y alienta a otros teólogos y creyentes a trabajar juntos para lograr la justicia social.
Con el fallecimiento de Gutiérrez, su legado no solo ha provocado una reflexión en los círculos teológicos, sino que también ha provocado un replanteamiento de la conexión entre pobreza y fe. A lo largo de su carrera, Gutiérrez ha pedido repetidamente a la sociedad que dé prioridad a los vulnerables, un objetivo que deben perseguir personas de todas las religiones. Este concepto todavía es familiar hoy en América Latina y vale la pena reflexionar para cada uno de nosotros ¿Cómo podemos seguir promoviendo este objetivo en la sociedad actual?