El ARS suele producirse cuando las dosis superan los 0,7 Gy (70 rad), que suelen proceder de fuentes externas e irradian directamente el organismo en cuestión de minutos.
Las fuentes de radiación pueden ser accidentales o intencionales e incluyen reactores nucleares, ciclotrones, ciertos dispositivos de tratamiento del cáncer y armas nucleares o radiológicas. El síndrome mieloide puede dividirse en tres tipos según la dosis: síndrome mieloide, síndrome gastrointestinal y síndrome neurovascular. El síndrome mieloide se presenta entre 0,7 y 10 Gy, mientras que el síndrome neurovascular se presenta con dosis superiores a 50 Gy. Las células más afectadas suelen ser las que se dividen rápidamente. Cuando la dosis de radiación es demasiado alta, el ADN puede sufrir daños irreparables.
Los síndromes hematológicos se caracterizan por una disminución del número de células sanguíneas, comúnmente denominada anemia aplásica. Esto puede provocar una infección debido a un recuento bajo de glóbulos blancos, sangrado debido a una cantidad insuficiente de plaquetas y anemia debido a un recuento bajo de glóbulos rojos. Estos cambios pueden detectarse mediante análisis de sangre incluso en dosis tan bajas como 0,25 grays (25 rads), pero en dosis inferiores a 1 gray (100 rads) los pacientes pueden no experimentar ningún síntoma. Los síntomas gastrointestinales suelen aparecer después de dosis de 6 a 30 grays (600 a 3000 rad) y se manifiestan como náuseas, vómitos, pérdida de apetito y dolor abdominal. El síndrome neurovascular generalmente ocurre con dosis superiores a 30 grays (3000 rad) y puede presentarse con síntomas neurológicos de mareos, dolor de cabeza o disminución de la conciencia. En estos casos, generalmente no se producen vómitos y casi siempre se produce la muerte, incluso con primeros auxilios enérgicos. Efectos de la radiación Los efectos sobre la salud de las diferentes dosis de radiación varían enormemente. Según datos de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki, la dosis de radiación absorbida está directamente relacionada con la gravedad de los síntomas. Estos datos muestran que la dosis de radiación que reciben las personas cercanas al centro de la explosión de la bomba atómica suele rondar los 9,46 grays, lo que evidentemente supone una gran amenaza para la salud.Cada síndrome requiere que tejidos específicos sean expuestos a la radiación para su aparición; por ejemplo, el síndrome gastrointestinal sólo puede observarse cuando se irradia el tracto gastrointestinal.
Entre los ejemplos de cambios en la piel se incluye el síndrome cutáneo por radiación (SCR), que puede causar enrojecimiento, hinchazón y picazón en el sitio de radiación durante un corto período de tiempo, seguido de úlceras o ampollas.
Si la piel se expone a partículas beta de alta energía, pueden producirse fenómenos como la descamación húmeda, que se observó claramente en el incidente de Chernóbil. Cuando se expone a altas dosis de radiación, la piel puede sufrir daños a largo plazo o incluso efectos de por vida.
Cuando se trata de seguridad radiológica, hay un principio a seguir llamado Tan Bajo Como Sea Posible (ALARA), que significa que la exposición a la radiación debe evitarse tanto como sea posible. Esto incluye los tres elementos: tiempo, distancia y protección. Cuanto más prolongada sea la exposición, mayor será la dosis, por lo que el trabajo en un entorno de radiación debe completarse lo más rápidamente posible para reducir la exposición.
En caso de un desastre por radiación, el personal médico y de seguridad necesita equipos de protección móviles para ayudar de forma segura con las evacuaciones y otras medidas de seguridad pública necesarias.
La protección contra la radiación generalmente depende de la presencia de materia; cualquier masa (como plomo, arena o agua) debe colocarse entre la fuente y los humanos para reducir la dosis de radiación. Sin embargo, estas instalaciones de protección deben diseñarse especialmente según las necesidades, ya que de lo contrario pueden aumentar el riesgo de exposición a determinadas radiaciones.
En resumen, el impacto del síndrome de radiación aguda es de largo alcance y peligroso, y las medidas de prevención y tratamiento de la exposición aún necesitan ser estudiadas y exploradas en profundidad. Ante un entorno de radiación tan peligroso, ¿podemos encontrar medidas de protección más eficaces para protegernos a nosotros mismos y a nuestras familias?