A. Delgado Rubio
University of the Basque Country
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Featured researches published by A. Delgado Rubio.
Atencion Primaria | 2004
J. Aranceta Bartrina; C. Pérez Rodrigo; L. Serra Majem; A. Delgado Rubio
Objetivo Analizar los habitos alimentarios de la poblacion usuaria del servicio de comedor en su centro docente, evaluar la calidad percibida y el resto de las raciones de consumo domestico. Diseno Estudio epidemiologico, descriptivo, de diseno transversal. Emplazamiento Comunitario. Comedoreses colares de distintas comunidades autonomas. Participantes Muestra aleatoria de alumnos usuarios de comedores escolares con edades entre 3 y 16 anos, ubicados en 12 centros docentes de distintas comunidades autonomas. Mediciones principales Datos socioeconomicos, habitos alimentarios de los usuarios en el comedor y fuera del comedor mediante dos cuestionarios, uno que completaban los ninos en el colegio y un segundo cuestionario que completaban los padres en casa. Resultados Se obtuvieron respuestas validas de 322 ninos y 212 familias (tasa de participacion: el 96,1% de los alumnos y el 63,3% de las familias). El 88% de los ninos manifesto consumir a diario el desayuno, un 45% consumia algun alimento a media manana, con mas frecuencia bocadillo de embutido (29%), bolleria (27%) o galletas (15%). El 45% del colectivo entre 12 y 16 anos consumia solo la mitad de la racion servida en el comedor, principalmente por desagrado del sabor y caracteristicas organolepticas del plato (50%). Las verduras y el pescado fueron las preparaciones menos frecuentes en el perfil de los menus ofertados. El 81% de los ninos consumia habitualmente algun alimento como merienda, fundamentalmente bocadillo (65%), bolleria (20%), pan con chocolate (20%) o yogur y fruta (20%). Conclusiones El comedor escolar constituye una excelente oportunidad para ampliar el repertorio de alimentos introducidos en la alimentacion y configurar, bajo supervision profesional, una dieta variada, educativa y saludable.
Acta otorrinolaringológica española | 2007
J. Cervera; M.A. Villafruela; F. del Castillo; A. Delgado Rubio; C. Rodrigo G. de Liria; Juan J. Picazo
ETIOLOGIA Y EPIDEMIOLOGIA DE LA OTITIS MEDIA AGUDA La otitis media aguda (OMA) es una de las enfermedades infecciosas mas frecuentes en el nino. Se estima que 2 de cada 3 ninos han presentado algun episodio antes del primer ano de vida, y mas del 90 % a los 5 anos1; el 10-20% de los pacientes presenta episodios frecuentes de OMA2. Los patogenos mas frecuentes de la OMA son Streptococcus pneumoniae (30 % de los casos), Haemophilus influenzae (20-25 %) y Moraxella catarrhalis (10-15 %)3, aunque en Espana este ultimo microorganismo es una causa poco frecuente4. Otros patogenos menos habituales son Streptococcus pyogenes (3-5 %), Staphylococcus aureus (1-3 %) y, ya mas excepcionalmente, bacilos anaerobios y gramnegativos, como Escherichia coli o Pseudomonas aeruginosa. La etiologia de los virus en la OMA es muy discutida. Se acepta universalmente que la infeccion virica de las vias respiratorias supone un factor favorecedor de la OMA, pero no todos los autores reconocen estos agentes como causa exclusiva, mas aun cuando no se ha podido demostrar su replicacion en la cavidad del oido medio5. En los ultimos anos, el incremento de las resistencias bacterianas se ha convertido en un problema, especialmente frente al neumococo, lo que ha influido de manera importante en el tratamiento de esta afeccion. En el momento actual, mas del 50 % de las cepas de S. pneumoniae han perdido sensibilidad a la penicilina, y una tercera parte de los aislamientos presenta resistencia a este microorganismo6. Esto es especialmente evidente en el nino y mas aun en infecciones de las vias respiratorias altas, donde las cepas con perdida de sensibilidad a la penicilina pueden llegan a representar hasta el 70% de los casos7. No obstante, datos recientes en Espana indican un descenso de esta resistencia8, quizas en relacion con un uso mas racional de la antibioterapia y la administracion de la vacuna neumococica conjugada (VCN 7-v); no obstante, esta hipotesis queda pendiente de confirmacion en los proximos anos. Otro cambio, aun mas reciente, es la modificacion de la colonizacion bacteriana de la via respiratoria en los paises con una elevada implantacion de la vacuna neumococica heptavalente9. Las cepas de neumococo incluidas en la vacuna han descendido de manera significativa como agentes causantes de OMA, al mismo tiempo que nuevas cepas no vacunales han reemplazado a las anteriores, pero con la particularidad de que son mas sensibles a los antibioticos10. Este cambio se ha visto acompanado de un aumento de H. influenzae en ninos con OMA vacunados con VCN 7-v y cuyo alcance epidemiologico y terapeutico se desconoce en este momento11.
Anales De Pediatria | 2005
A. Delgado Rubio; J. Picazo de la Garza
La gripe es una enfermedad infecciosa, de etiología viral, muy contagiosa, de gravedad variable, que se observa preferentemente en los meses fríos y que cursa de forma epidémica. Se trata de una enfermedad de gran importancia desde el punto de vista sanitario por su elevada morbimortalidad, ya que es causa de múltiples visitas médicas, de neumonías y otras sobreinfecciones bacterianas, de hospitalizaciones y muertes cada año en el mundo. La gripe afecta anualmente al 10-20% de la población de Estados Unidos. En ese país da lugar a unas 110.000 hospitalizaciones y causa entre 10.000 y 40.000 muertes, de las que el 90 % son ancianos, lo que representa un coste humano y sociolaboral de extraordinarias dimensiones. Debemos tener presente que la gripe es una enfermedad insuficientemente valorada por el pediatra, ya que, a pesar de ser una infección muy frecuente en la edad infantil, el diagnóstico de la gripe es poco habitual, tanto en atención primaria como hospitalaria. Sin embargo, la gripe tiene un gran impacto médico-social por las visitas médicas que genera; el absentismo escolar en los niños, y el laboral en los familiares, que produce y el consumo de antibióticos, antitérmicos y medicación sintomática que origina1,2. Por otra parte, no se debe olvidar que los enfermos con enfermedad de base (enfermedades crónicas, diabetes, nefropatías, fibrosis quística, asma, etc.) junto a las personas mayores y los niños menores de 2 años, constituyen los grupos de riesgo para la gripe en los que la morbimortalidad es especialmente frecuente y grave3. Asimismo, los niños sanos son la principal fuente de difusión de la gripe en la familia, ya que eliminan una mayor carga viral y durante un tiempo más prolongado que los adultos4. Probablemente el subregistro de diagnósticos de gripe en la edad pediátrica se debe en gran medida a las manifestaciones clínicas de la enfermedad en el niño que difieren de las del adulto. La sintomatología de la gripe en el adulto es muy indicativa, ya que cursa con fiebre, tos, cefaleas, mialgias difusas y quebrantamiento del estado general, que en época epidémica permiten un fácil reconocimiento de la enfermedad. Sin embargo, en el niño la gripe cursa con un cuadro más inespecífico con fiebre, rinitis, faringitis, tos, es decir, con una sintomatología respiratoria similar a otras infecciones virales o bacterianas de vías respiratorias altas en lo que se puede sumar un cuadro de vómitos, diarrea, dolor abdominal, etc.5-7, por lo que muchas veces se confunden con otros procesos respiratorios, lo cual explica el hecho de que si no se realizan pruebas microbiológicas mediante cultivos o reacción en cadena de polimerasa no se llega a un diagnóstico etiológico (véase trabajo de Aróstegui N et al7 en este mismo número de la revista). Como es bien conocido, el virus de la gripe, del que se conocen tres tipos (A, B y C) es un virus ARN que pertenece a la familia de los Ortomyxovirus. El virus A da origen a formas epidémicas y en ocasiones pandémicas. El virus B origina las formas esporádicas y pequeñas epidemias. El virus C tiene menor importancia epidemiológica y sólo provoca infecciones inaparentes. El virus de la gripe tiene un diámetro de 80-120 nm y presenta tres tipos de antígenos:
Anales De Pediatria | 2005
Ja Ortega García; A. Delgado Rubio
prender las causas de las enfermedades. Que los aspectos ambientales se hayan relegado durante décadas, no quiere decir que no formen parte de ella. Por todo ello, cuando se habla de salud de los niños y medio ambiente, es necesario que los pediatras reclamemos el liderazgo en esta parcela, en la que por nuestra formación y dedicación adquirimos el deber legal y la obligación moral de vigilar, tutelar y cuidar a uno de los segmentos poblacionales más vulnerables de toda la sociedad ante las agresiones medioambientales7,8. Evitaremos el deterioro de la salud de los niños y el intrusismo profesional que desde otros sectores intentan sustituir lo insustituible. ¿Ustedes se imaginan haciendo la historia clínica de un niño con asma a un encuestador profesional? ¿O la de un niño con una cardiopatía a un toxicólogo? ¿O a un niño con leucemia un epidemiólogo? ¿O pasando la consulta programada del niño sano a un documentalista? Por todo ello, debemos implicarnos con mayor entrega, énfasis y entusiasmo en la defensa indisoluble de la salud infantil y de la protección de un medio ambiente saludable. Desde estas líneas quiero animar a los Jefes de Servicio y Catedráticos de Pediatría en España para que impulsen la creación de Unidades de Pediatría Ambiental en los hospitales infantiles y/o Departamentos de Pediatría de las Facultades de Medicina. Al mismo tiempo que soliciten su inclusión en los respectivos Planes de Salud y Medio Ambiente Autonómicos6,9-11. Por último, como prueba del interés de la Asociación Española de Pediatría (AEP) por este tema, me gustaría en esta editorial dar la bienvenida al Comité de Salud Ambiental Pediátrica de la AEP, del cual esperamos ayude a desarrollar un plan integral para la formación de los pediatras en Salud Medioambiental y a incrementar el número de residentes de pediatría formados en la salud infantil y el medio ambiente. Es la respuesta que tenemos que dar a los miles de niños amenazados ambientalmente, que en España nos es-
Anales De Pediatria | 2009
A. Delgado Rubio
En estos últimos años, la Asociación Española de Pediatrı́a (AEP) ha experimentado cambios que, en opinión de muchos de nuestros socios, han sido trascendentes. No es éste el momento ni el lugar para hacer un análisis pormenorizado de la transformación que la AEP ha tenido durante este tiempo, pero sı́ es obligado analizar, aunque sea de forma muy somera, la evolución de nuestra revista Anales de Pediatrı́a. En el Congreso de Zaragoza de 1999, el anterior editor de Anales de Pediatrı́a presentó su dimisión por no estar de acuerdo con la nueva lı́nea y el cambio de editorial que se proponı́a para la Revista desde la Presidencia de la AEP. Esta modificación se habı́a presentado y discutido previamente en las Juntas Directivas (1998–2000) en las que las distintas propuestas de cambios, a todos los niveles, promovidas por el Presidente, eran sistemáticamente rechazadas por mayorı́a, no absoluta, pero mayorı́a. De prisa y corriendo, fue necesario encomendar la responsabilidad de la edición de Anales de Pediatrı́a a un nuevo equipo. Fue una decisión urgente, arriesgada y no exenta de dificultades, ya que coincidı́a el cambio de editor con el cambio de editorial, y éramos conscientes de que no ı́bamos a contar con la mı́nima ayuda en este difı́cil tránsito, como era fácilmente previsible y como ası́ ocurrió. Distintas voces de personas consideradas autoridades de la época se alzaron intensa y continuamente para denunciar que la nueva polı́tica propuesta estaba encaminada a desprestigiar a la revista y al más estrepitoso de los fracasos. Una vez más, hubo que soportar estas crı́ticas infundadas de quienes las defendı́an junto a los )palmeros* que las jaleaban.
Anales De Pediatria | 2008
A. Delgado Rubio
Desde que se publico, en julio de 2001, en Anales de Pediatria el primer calendario vacunal de la Asociacion Espanola de Pediatria (AEP)1 se han sucedido numerosos cambios en torno a las vacunas. Se han modificado pautas de vacunas previamente instauradas; asimismo, se han cambiado y ampliado indicaciones iniciales y se han admitido nuevas edades para su administracion. Todo ello ha exigido la actualizacion de los calendarios en estos ultimos anos. Sin embargo, ha sido la aparicion y comercializacion de nuevas vacunas, algunas ya disponibles y otras con perspectivas de hacerlo en los proximos anos, lo que ha obligado a realizar una intensa labor de actualizacion anual de los esquemas de vacunacion y, en concreto, del calendario de la AEP. Los ensayos clinicos previos a la disponibilidad de nuevas vacunas han supuesto un despliegue de medios y de recursos pocas veces conocidos hasta el momento en investigacion clinica, lo cual ha redundado en que las vacunas del siglo XXI sean mas seguras, mas eficaces, pero tambien en que su coste se haya incrementado considerablemente2,3. Otra caracteristica de las nuevas vacunas es que no estan disenadas exclusivamente para proteger a los ninos de enfermedades propiamente “infantiles”, sino que alguna de ellas se administra en la edad infantil con el proposito de evitar la enfermedad en el vacunado cuando sea adulto4,5. Se ha insistido con alguna de las nuevas vacunas en que su aplicacion tiene un valor anadido, que es proteger de la enfermedad a su entorno, a pesar de no estar vacunado, debido a su potente “proteccion de grupo”, termino que nos parece mas correcto que “inmunidad de grupo”, ya que su proteccion proviene no de que sea inmune –que no puede serlo al no estar vacunado– sino de estar protegido, ya que el agente no esta en circulacion. Otra novedad actual es la disponibilidad de una vacuna que previene contra un cancer. En concreto, previene frente a la infeccion por el virus del papiloma humano (VPH), que es causa necesaria para desarrollar cancer de cuello uterino, que se presenta a partir de la tercera decada de la vida. Lo peculiar de esta vacuna es que para lograr su beneficio, se debe recibir antes de que la mujer se infecte; por lo tanto, la epoca mas apropiada es que esta sea vacunada antes del inicio de la actividad sexual, en la pubertad o adolescencia precoz7,8. Otro de los nuevos preparados es la vacuna frente al rotavirus9. En nuestro pais la gastroenteritis por rotavirus es una enfermedad cuya morbilidad es muy importante, pero su gravedad y, en concreto, su mortalidad pueden considerarse anecdoticas. Es por esto por lo que esta debe considerarse una vacuna que garantiza y mejora la calidad de vida, evitando la carga que supone esta patologia en Espana con una elevada morbilidad y escasa mortalidad. Sin embargo, en los paises en desarrollo la mortalidad infantil por gastroenteritis por rotavirus es considerablemente elevada. El sistema universal y gratuito de administracion de vacunas a los ninos espanoles ha sido modelico desde su instauracion en la decada de 1970. En la actualidad, se encuentra en una evidente crisis debido al mayor numero de vacunas disponibles y a su elevado coste, lo que hace suponer que las decisiones de incorporar vacunas al
Anales De Pediatria | 2008
F. Giménez Sánchez; A. Delgado Rubio; F. Martinón Torres; F. Asensi Botet; M. Miranda Valdivieso; J.L. Gómez Llorente; S. Alfayate Miguélez; A. Carmona Martínez; J. Romero González; M. Crespo Hernández; M. Baca Cots; P. Solís Sánchez; J.A. López Soler; M.J. Lozano de la Torre; J. Ruiz Contreras; V. Pineda Solas; I. Manrique Martínez; J. García Pérez; E. Bernaola Iturbe; J.M.ª del Valle Millán; M. Moya Benavent; L. Ortigosa del Castillo; I. Romero Blanco; E. Román Riechmann; J.M. Vizcay Vilella; M.A. Sesmero Lillo; C. Rodrigo Gonzalo de Liria; E. Serrano Poveda; F. de Juan Martín; M. Loriente Tur
Acta Otorrinolaringologica | 2007
J. Cervera; M.A. Villafruela; F. del Castillo; A. Delgado Rubio; Carlos Rodrigo; G. de Liria; Juan J. Picazo
Anales De Pediatria | 2003
A. Delgado Rubio
Anales De Pediatria | 2003
A. Delgado Rubio