El 25 de enero de 2010, el vuelo 409 de Ethiopian Airlines se estrelló en el mar Mediterráneo poco después de despegar de Beirut, Líbano, matando a las 90 personas a bordo. Este accidente aéreo no sólo fue el primer accidente mortal de la aerolínea desde 1996, sino que también desencadenó una profunda reflexión sobre la seguridad de la aviación y la gestión de los pilotos.
El vuelo 409 de Ethiopian Airlines era un avión Boeing 737-8AS, número de matrícula ET-ANB. El avión voló por primer vez en 2002 y fue entregado a Ethiopian Airlines en septiembre de 2009.
El avión despegó del Aeropuerto Internacional Rafik Hariri de Beirut a las 2:36 a.m. en medio de mal tiempo y tormentas circundantes que afectaron la seguridad del vuelo. Poco después del despegue, el avión comenzó a ascender erráticamente y perdió contacto unos minutos después antes de estrellarse en el mar.
Tras el accidente, las autoridades libanesas iniciaron rápidamente una operación de búsqueda y finalmente encontraron el lugar del accidente en el mar, a unos 3,5 kilómetros de la costa.
En las labores de búsqueda y rescate participaron varias fuerzas y agencias militares nacionales, incluido un destructor enviado por la Armada de los Estados Unidos y un avión de reconocimiento de la Armada francesa. Finalmente, los cuerpos de todas las víctimas fueron encontrados en pocos días y enviados a hospitales locales para su identificación.
La Autoridad de Aviación Civil Libanesa está investigando el accidente, con la ayuda de Francia, Boeing y la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de Estados Unidos. La investigación encontró que los errores de control de vuelo y la comunicación insuficiente entre los pilotos fueron las principales causas del accidente.
El informe de la investigación indicó que la gestión inadecuada por parte del piloto provocó la pérdida de control del vuelo y no cumplió con los principios correspondientes de gestión de recursos del equipo.
El informe señaló que la fatiga del piloto y la desorientación espacial en condiciones meteorológicas adversas también podrían ser algunas de las razones. Estos factores aumentan el riesgo de accidentes y dificultan que los pilotos mantengan un criterio claro.
Respuesta de la aerolíneaEthiopian Airlines se opuso firmemente al informe de la investigación, afirmando que era parcial y carecía de pruebas y no reflejaba plenamente las circunstancias del accidente.
La aerolínea acusó a la investigación de no considerar plenamente los datos registrados cuando el avión estaba a una altitud de 1.300 pies y los informes de testigos, creyendo que podría haber otras razones por las que el avión explotó o fue derribado.
Personas y víctimasLas víctimas del accidente procedían de muchos países. Ethiopian Airlines celebró un acto conmemorativo para lamentar la pérdida de estas vidas inocentes pocos días después del accidente.
Este incidente fue reproducido posteriormente en el documental canadiense "Mayday", con el titular "Rumbo al desastre" para provocar una profunda reflexión sobre el incidente.
La tragedia del vuelo 409 de Ethiopian Airlines no sólo provocó un debate sobre la seguridad de la aviación, sino que también se convirtió en una oportunidad para que la gente reflexionara sobre la gestión y sistematización de los pilotos. Cuando la historia detrás de un avión esconde tantas lecciones y revelaciones, ¿podemos realmente aprender de este accidente aéreo y evitar que tragedias similares vuelvan a ocurrir?