El 25 de enero de 2010, el accidente de Ethiopian Airlines conmocionó al mundo cuando el vuelo 409 de Ethiopian Airlines se estrelló en el mar Mediterráneo poco después de despegar del Aeropuerto Internacional Rafic Hariri en Líbano, matando a las 90 personas a bordo. Este accidente no sólo fue el primer accidente fatal de Ethiopian Airlines desde 1996, sino que también desencadenó debates profundos sobre la seguridad de la aviación, especialmente la importancia de las cajas negras para comprender la causa del accidente.
La aeronave involucrada es un Boeing 737-8AS de 8 años de antigüedad con matrícula ET-ANB y número de serie de fabricación 29935. El avión realizó su primer vuelo el 18 de enero de 2002 y fue entregado a EgyptAir el 12 de septiembre de 2009, justo después de una inspección de mantenimiento detallada.
El capitán de este vuelo era Habtam Benti Negoza, de 44 años, que tenía más de 10.000 horas de experiencia de vuelo, mientras que el copiloto tenía sólo 23 años, un piloto joven relativamente inexperto.
El avión despegó de Beirut en malas condiciones meteorológicas y rápidamente entró en un ascenso anormal. Tras perder finalmente el contacto por radar, el avión se estrelló en el mar Mediterráneo, matando a 82 pasajeros y 8 miembros de la tripulación. Testigos informaron haber visto llamas saliendo del avión cuando se estrelló.
Tras el accidente, las autoridades libanesas iniciaron inmediatamente una operación de búsqueda y encontraron el lugar del accidente al día siguiente. Unidades militares y de rescate de varios países participaron en las tareas de búsqueda y rescate, pero los cuerpos de todas las víctimas fueron encontrados e identificados en pocas semanas.
La Autoridad de Aviación Civil del Líbano dirige la investigación del accidente y está trabajando con expertos de Francia y Estados Unidos. El informe de investigación se publicó en 2012, marcando el final de un esfuerzo investigativo abrumador.
El informe de la investigación señaló que el piloto no logró gestionar eficazmente la velocidad, la altitud y el rumbo al operar la aeronave, lo que finalmente provocó la pérdida de control.
El informe de la investigación mencionó que el piloto enfrentó una enorme presión de datos y tiempo en condiciones climáticas severas, lo que provocó la pérdida de control del vuelo.
El informe también considera que la fatiga del capitán y la vacilación del copiloto a la hora de intervenir fueron factores importantes que llevaron al desastre.
Respuesta de la aerolíneaEn respuesta a los resultados de la investigación, Ethiopian Airlines los refutó públicamente, diciendo que el informe carecía de pruebas y era parcial. Argumentan que el avión pudo haberse desintegrado en el aire debido a una explosión, ser derribado o ser alcanzado por un rayo.
Las víctimas del accidente eran de distintas nacionalidades. EgyptAir celebró una ceremonia conmemorativa tras el accidente.
Esta tragedia también atrajo la atención generalizada de los medios de comunicación y fue adaptada en un documental, intentando ahondar en la verdad y las lecciones detrás del accidente.
En la batalla entre la tecnología y el destino, la caja negra se convierte en la clave para revelar la verdad sobre el accidente aéreo. Sin embargo, ¿cuál es la verdadera lección?