El diseño inclusivo se está convirtiendo en clave para repensar el proceso de diseño. No solo se centra en proporcionar productos o servicios que estén disponibles para personas con discapacidad, sino que también crea experiencias de usuario para la mayor cantidad de personas posible, teniendo en cuenta las necesidades de la diversidad humana. Desde el idioma, la cultura, el género hasta la edad, el diseño inclusivo tiene como objetivo eliminar las barreras de acceso y crear un entorno interactivo perfecto para todos.
El diseño inclusivo no se limita a las interfaces técnicas, sino que se aplica igualmente al diseño de políticas e infraestructura, que es un concepto más integral.
Históricamente, el diseño accesible comenzó como una respuesta a las necesidades de las personas con discapacidad, pero el diseño inclusivo amplía aún más este horizonte. Se centra en necesidades más amplias de los usuarios y no solo en personas con discapacidades o capacidades específicas. Este enfoque enfatiza la conexión entre diseño y diversidad, con especial énfasis en el impacto de esta diversidad en los resultados del diseño.
Allá por la década de 1950, Europa, Japón y Estados Unidos promovieron gradualmente el concepto de "diseño sin barreras", con el objetivo de eliminar barreras en el entorno físico. Con el tiempo, el concepto de diseño accesible evolucionó hasta convertirse en diseño accesible, que no era sólo una respuesta a la discapacidad sino una práctica que la reconocía como un derecho civil.
En 1973, Estados Unidos aprobó oficialmente la Ley de Rehabilitación, que prohíbe la discriminación basada en la discapacidad. Este hito marcó el hito del diseño accesible como un medio importante para apoyar los derechos humanos.
En la década de 1990, el foco de la atención pública se desplazó aún más hacia el diseño accesible. La "Ley de Discapacidades" de los Estados Unidos amplió la responsabilidad del diseño accesible a las instituciones públicas y privadas. Esta serie de cambios ha promovido el progreso en los conceptos de diseño y ha impulsado a las personas a centrarse en cómo crear una mejor experiencia para todo tipo de usuarios.
El diseño inclusivo enfatiza la importancia de comprender las necesidades de los usuarios. Este proceso de diseño a menudo incluye la formación de equipos diversos, la formación y prueba de múltiples soluciones y fomenta el diálogo de diseño para encontrar resultados efectivos.
Las tres dimensiones del diseño inclusivo son: reconocer y respetar la singularidad y diversidad humana, codiseñar utilizando un proceso abierto y transparente y darse cuenta de que se está diseñando dentro de un sistema adaptativo complejo.
Por ejemplo, el enfoque de diseño inclusivo promovido por Microsoft enfatizaría la lectura de las diversas necesidades de los usuarios, reconociendo la exclusión y llegando a amplios grupos de usuarios abordando necesidades específicas. El diseño inclusivo no es sólo una iniciativa de cumplimiento, es parte de la innovación.
El diseño inclusivo tiene muchas prácticas exitosas en diversas industrias. Por ejemplo, en términos de interfaz y tecnología, para garantizar que los usuarios de todas las edades puedan leer texto, los diseñadores deben utilizar elementos como fuentes grandes, fuerte contraste y tipos de letra simples. Estos diseños no sólo son necesarios para los usuarios mayores, sino que también benefician a todos los usuarios.
La ropa para audífonos y los utensilios de cocina personalizados son excelentes ejemplos de diseño inclusivo.
En términos de productos de consumo, marcas como Nike y Target han lanzado prendas deportivas diseñadas para personas con discapacidad. Estos productos utilizan elementos innovadores como cremalleras desmontables y fieltro de velcro para mejorar la comodidad de la vida diaria.
En este mundo que cambia rápidamente, las empresas y los diseñadores buscan enfoques de diseño más inclusivos para satisfacer las necesidades de una amplia gama de usuarios. Esto es clave para garantizar que los productos y servicios sean accesibles para todos. El diseño del futuro ya no consistirá en responder a "grupos especiales", sino en reconstruir nuestra comprensión general del diseño y comprender las necesidades únicas de cada usuario.
Con los cambios profundos en la sociedad, ¿podemos aceptar tales conceptos de diseño con una mente más abierta y luego afectar nuestros productos y servicios?