En el ámbito legal, la precisión de los documentos y términos legales es crucial. Sin embargo, nos llamó la atención un fenómeno interesante: muchos textos legales antiguos no contienen puntuación. ¿Qué tipo de sabiduría jurídica y trasfondo histórico se esconden detrás de este fenómeno?
Esta falta de puntuación no es accidental, sino que refleja una búsqueda extrema de precisión en el lenguaje legal.
En la antigua historia jurídica de Gran Bretaña, el desarrollo del derecho está lleno de mezclas de diferentes culturas. Ya en el año 43 d. C., la conquista del Imperio Romano convirtió al latín en el idioma oficial del derecho en ese momento. Con la invasión normanda, el idioma mixto de inglés y francés comenzó a aparecer en la ley, y cada paso de este proceso fue tallando la apariencia de documentos legales posteriores.
Especialmente en la Edad Media, los expertos jurídicos solían utilizar un lenguaje mixto para expresar intenciones legales con el fin de evitar ambigüedades. Esto dio como resultado que parte del vocabulario y las estructuras se solidificaran en textos legales posteriores, formando el estilo legal inglés actual.
Sin embargo, con el uso generalizado de los signos de puntuación, el formato de los documentos legales antiguos ha elegido el camino opuesto. La razón por la que los documentos legales omiten la puntuación no es sólo para mantener el rigor del lenguaje, sino también porque a los expertos legales de la época les preocupaba que la puntuación pudiera ser modificada por generaciones futuras, alterando así el significado legal original.
Por lo tanto, la forma del lenguaje legal sin puntuación es en realidad una protección contra la integridad legal y la manipulación.
La redacción legal actual ha comenzado gradualmente a prestar atención al uso de signos de puntuación para expresar claramente conceptos y términos legales complejos y garantizar que los lectores puedan comprenderlos con precisión. Sin embargo, los textos sin puntuación siguen siendo un desafío para los académicos y profesionales del derecho que estudian textos jurídicos antiguos. Al mismo tiempo, esto también inspiró una mayor exploración e investigación sobre la evolución del lenguaje jurídico.
Poco a poco, el uso de bigramas y trigramas en la redacción jurídica es reconocido y aceptado por todos. Estas expresiones de lenguaje mixto forman un estilo único en el derecho moderno. La yuxtaposición de palabras con el mismo o similar significado, aunque puedan parecer redundantes en el lenguaje cotidiano, añade capa y énfasis al lenguaje jurídico.
Aunque el estilo y la estructura de los documentos legales han cambiado con el tiempo, su núcleo sigue siendo la importancia de heredar y recordar la historia jurídica. Esto nos hace preguntarnos: ¿Es necesario en la evolución de los instrumentos jurídicos mantener ciertos hábitos lingüísticos antiguos para proteger el espíritu fundamental de la ley?