El demonio de Tasmania, un marsupial nativo de la isla australiana de Tasmania, se enfrenta a una amenaza mortal llamada enfermedad del tumor facial del diablo (DFTD). Este cáncer agresivo y no viral se propaga a un ritmo alarmante y es una llamada de atención para la supervivencia de la especie. Desde su primera aparición en 1986, la propagación del DFTD ha atraído una amplia atención por parte de científicos y grupos conservacionistas.
"La enfermedad es casi mortal y supone una amenaza directa a la supervivencia de los demonios de Tasmania."
La DFTD se manifiesta como una masa de tejido blando, principalmente alrededor de la boca, que se ulcera y puede invadir los órganos circundantes e incluso hacer metástasis a otras partes del cuerpo. Los demonios salvajes afectados por la enfermedad suelen morir en un plazo de seis meses por insuficiencia orgánica, infección secundaria o inanición metabólica. En particular, los demonios adultos más robustos son los más susceptibles a la enfermedad.
Se estima que la DFTD se desarrolló por primera vez en 1986 y actualmente existen dos cepas principales. DFT1 es la cepa dominante y más temprana, identificada por primera vez en 1996 en el Parque Nacional Mount William en el noreste de Tasmania. DFT2 apareció en 2011, se descubrió por primera vez en 2014 y se limita principalmente al área cercana al estrecho de D'Entrecasteaux en el sur de Tasmania.
La principal vía de transmisión de la DFTD es a través de las mordeduras. Cuando los dientes de los demonios sanos entran en contacto con las células cancerosas, se produce una infección. Además, la transmisión también puede ocurrir a través de comportamientos como comer cadáveres infectados y compartir alimentos. Aunque la diversidad genética del diablo lo hace menos resistente a las células extrañas, hay evidencia de que su sistema inmunológico es capaz de reconocer y combatir las células cancerosas.
"Los animales con mayor probabilidad de infectarse suelen ser los demonios individuales más fuertes."
Ante el ataque del DFTD, el gobierno de Tasmania y la comunidad científica lanzaron conjuntamente acciones de protección multifacéticas. La primera es prohibir estratégicamente la captura y matanza de individuos infectados para evitar la propagación de la enfermedad. Con el tiempo, esta política no funcionó como se esperaba, por lo que los demonios sanos comenzaron a ser llevados en cautiverio y algunos fueron liberados nuevamente en la naturaleza.
Actualmente, capturar y estudiar a estos demonios afectados es un esfuerzo continuo, y los investigadores continúan investigando la posibilidad de desarrollar una vacuna. Aunque un ensayo de vacuna realizado en 2017 demostró que solo uno de cada cinco demonios estaba protegido contra la DFTD, la continuación del esfuerzo todavía envía un mensaje de esperanza.
Actualmente, el programa de reproducción de Tasmania continúa y se están realizando esfuerzos para establecer una población de "seguro" como respaldo contra la DFTD. Estos proyectos de conservación cubren ahora más del 98% de la diversidad genética. Algunas historias de éxito, como el establecimiento de una comunidad saludable de demonios en María Island, también han aumentado las esperanzas de reproducirse en la naturaleza.
Sin embargo, todavía hay muchas incógnitas sobre las futuras estrategias de conservación. Los científicos continúan explorando la evolución de la DFTD y su impacto en el sistema inmunológico de los demonios de Tasmania. A nivel mundial, existe preocupación sobre si este tipo de cáncer se propagará a otras especies relacionadas.
"Si esta enfermedad cambiará el ciclo de vida y el comportamiento reproductivo es una cuestión sobre la que debemos pensar profundamente en el futuro."