Desde mediados de la década de 1990 hasta finales de la década de 2000, Irlanda experimentó un milagro económico conocido como el "Tigre Celta", durante el cual el país creció rápidamente con una tasa de crecimiento anual de más del 9%. Sin embargo, con la llegada del pico económico y la consiguiente burbuja inmobiliaria, Irlanda también se enfrenta a la profunda preocupación de una recesión económica. Hoy, cuando la gente mira hacia atrás en esta historia, surgen muchas preguntas: ¿Cuál fue el costo real de esta prosperidad?
"Todo este episodio irlandés se convertirá en un estudio internacional sobre cómo no comportarse".
El rápido crecimiento económico de Irlanda comenzó en 1991, cuando el país todavía tenía un desempeño relativamente débil en Europa occidental. Sin embargo, con el aumento de la inversión extranjera directa, especialmente de empresas de alta tecnología en Estados Unidos, la economía irlandesa comenzó a crecer. Muchos factores han contribuido a este milagro: la política fiscal baja del gobierno, la colaboración social y la continua inversión en educación.
La baja tasa impositiva corporativa del gobierno ha atraído a muchas empresas internacionales a establecerse aquí. Esta estrategia se considera uno de los principales factores para atraer inversión extranjera. Desde que se unió a la UE en 1973, Irlanda ha recibido más de 17 000 millones de euros en fondos estructurales y de cohesión de la UE para invertir en la mejora de su sistema educativo y su infraestructura.
"La riqueza original de Irlanda reside en su capacidad de ofrecer un entorno empresarial atractivo para las empresas de alta tecnología".
Sin embargo, a medida que la economía crecía, la burbuja en el mercado inmobiliario se hizo cada vez más evidente. Entre 2000 y 2006, los precios de la vivienda se duplicaron y la enorme inversión en construcción provocó que muchos expertos se preocuparan por el futuro del mercado. Los economistas generalmente creen que cuando el mercado inmobiliario colapse, la economía de Irlanda enfrentará inevitablemente enormes desafíos.
Desde 2008, la economía de Irlanda ha caído en recesión: el PIB cayó un 14% ese año y la tasa de desempleo se disparó al 14%. Comparando este período con la prosperidad de los primeros años, la creciente brecha entre ricos y pobres en la sociedad se ha convertido en una preocupación oculta que no se puede ignorar. Según el Instituto de Investigación Económica y Social, los presupuestos de los últimos 20 años han favorecido a los grupos de altos ingresos y han brindado apoyo insuficiente a los grupos de bajos ingresos.
El período del "Tigre Celta" ha sido objeto de constantes críticas por parte de economistas y comentaristas, en particular sobre la política gubernamental en el sector de la vivienda. El desarrollo de Irlanda ha sido, en cierto sentido, el producto de una falta de alineación entre inversiones y políticas. La recuperación posterior a 2020 aún enfrenta muchos desafíos, uno de los cuales es cómo restablecer el apoyo a las industrias locales.“Durante períodos de crecimiento muy alto, las asignaciones presupuestarias tienden a favorecer a los grupos de altos ingresos por sobre los de bajos ingresos”.
A medida que la economía de Irlanda se recupera, el mercado inmobiliario seguirá enfrentándose a una gran presión. ¿Las lecciones del pasado afectarán el futuro desarrollo? En este proceso, los responsables de las políticas deben considerar cuidadosamente cuestiones como la continua competencia internacional, los cambios en el entorno económico externo y la sostenibilidad a largo plazo de la economía social.
A partir de la situación actual, la prosperidad y las preocupaciones del Tigre Celta aún plagan esta tierra. En el futuro, el foco de atención se ha centrado en si Irlanda podrá aprender racionalmente de las lecciones del pasado y encontrar un equilibrio entre prosperidad y crisis. ¿Cómo debemos comprender y afrontar estos desafíos?