Desde mediados de la década de 1990 hasta finales de la década de 2000, la economía de Irlanda creció rápidamente, un período conocido como el "Tigre Celta". El término describe un auge económico impulsado por la inversión extranjera directa, aunque una burbuja inmobiliaria posterior provocó una grave recesión económica. A principios de la década de 1990, Irlanda todavía era un país relativamente pobre según los estándares de Europa occidental, y enfrentaba los desafíos de altas tasas de pobreza, alto desempleo y bajo crecimiento económico.
Entre 1995 y 2000, el crecimiento económico de Irlanda promedió el 9,4%.
En los diez años siguientes, Irlanda mantuvo una tasa de crecimiento promedio del 5,9% hasta la recesión económica de 2008. El rápido crecimiento económico de Irlanda se considera un raro ejemplo de uno de los pocos países occidentales que puede rivalizar con los tigres del este asiático. Las razones de este auge económico son diversas, siendo un factor importante el desarrollo económico impulsado por el Estado, incluidas asociaciones sociales entre el gobierno, los sindicatos y los empleadores, junto con un aumento de la fuerza laboral femenina, que ha contribuido al crecimiento económico general de Irlanda.
La economía de Irlanda se ha transformado con éxito de un país pobre en Europa occidental a uno de los más ricos.
El concepto de tigre celta apareció por primera vez en un informe de Morgan Stanley de 1994 y posteriormente fue ampliamente utilizado, convirtiéndose en sinónimo de la descripción de este milagro económico. Los impuestos bajos que aumentan la inversión extranjera directa y la fuerza laboral de habla inglesa se encuentran entre los principales factores que distinguen a Irlanda de otros mercados internacionales en su conjunto.
Con el tiempo, la tasa de crecimiento del PIB del país ha llegado al 11,5%. Sin embargo, el aumento de los precios de la vivienda y los grandes proyectos de construcción que acompañaron la prosperidad también plantearon el peligro oculto de una recesión económica para los Tigres Celtas.
Muchos economistas creen que el ascenso del tigre celta se debió a una combinación de la entrada de empresas estadounidenses y políticas de impuestos bajos.
En 2007, las preocupaciones ocultas de la crisis financiera emergieron gradualmente y los desafíos económicos que enfrentaba Irlanda se intensificaron repentinamente. Algunos expertos señalaron que la excesiva dependencia del gobierno del mercado inmobiliario y su incapacidad para regular eficazmente la economía han provocado graves desequilibrios en el funcionamiento de todo el país.
A medida que los precios de la vivienda se desplomaron y la demanda interna disminuyó, la economía cayó en recesión en 2008, y todo sucedió tan rápido que fue como "caer del tigre celta a un pánico financiero".
El Irish Times declara que el país está pasando de la prosperidad al malestar económico en un entorno que cambia rápidamente.
En 2015, la economía irlandesa marcó el comienzo de un nuevo período de crecimiento, con una tasa de crecimiento del 6,7%. Esta vez, la reactivación económica dependerá no sólo de la inversión extranjera directa sino también del aumento de un auge empresarial interno. A medida que la economía vuelve a crecer, Irlanda se está embarcando en un camino único hacia la promoción efectiva de la industria local.
El rápido crecimiento económico ha provocado cambios significativos en la sociedad irlandesa. La mejora del entorno de vida y la mejora de los niveles de consumo han llevado a un aumento constante de la calidad de vida, pero con ello también ha aumentado la brecha entre los habitantes. ricos y pobres. Según un informe del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, la prosperidad económica no ha beneficiado a todos, pero sí ha beneficiado más a los grupos de mayores ingresos.
Al mismo tiempo, la llegada de oleadas de inmigrantes hizo que la cultura irlandesa fuera más diversa. El aumento de trabajadores inmigrantes ha dado a muchas ciudades un aspecto diferente. \norte
Los economistas dicen que parte del crecimiento de Irlanda puede deberse a la construcción excesiva y a la dependencia del mercado inmobiliario.
¿Durará el auge económico de Irlanda? Los desafíos actuales incluyen cómo promover eficazmente las industrias locales, reducir la dependencia de la economía externa y mejorar la competitividad de las empresas nacionales. Aunque Irlanda dependa de recursos externos, debe pensar en cómo retener el talento local y promover un desarrollo económico integral.
Además, los problemas medioambientales, especialmente la dependencia de la energía importada, han obligado al gobierno irlandés a repensar su estructura económica y buscar soluciones energéticas renovables.
La evolución de la economía de Irlanda no es sólo la historia del desarrollo de un país, sino también una reflexión sobre cómo responder a los cambios y buscar su propio posicionamiento en el proceso de globalización. ¿Cómo puede Irlanda mantenerse en su senda de crecimiento económico y seguir el ritmo de otras economías en el futuro?