A medida que las personas envejecen, su estructura ósea se vuelve más frágil, lo que hace que los adultos mayores sean más susceptibles a las fracturas de la columna cervical. Una fractura de la columna cervical, también conocida como "fractura de cuello", se refiere principalmente a una fractura de cualquiera de las siete vértebras cervicales del cuello. Según diferentes estudios, los accidentes de tráfico y las caídas son las causas más comunes de fracturas de la columna cervical. Especialmente entre las personas mayores, que tienen equilibrio reducido y osteoporosis, los accidentes menores pueden provocar lesiones graves.
Teniendo en cuenta las características fisiológicas de las personas mayores, podemos ver la importancia de mantener la salud ósea, y el riesgo de caídas aumenta significativamente en este grupo de edad.
Las fracturas de la columna cervical en adultos mayores son causadas principalmente por una disminución gradual de la densidad ósea. A medida que envejecemos, los huesos pierden calcio, lo que los vuelve más frágiles, y esto permite que incluso un pequeño impacto, como una caída o un impacto, provoque fracturas. Además, para este grupo, la capacidad de equilibrio original y la velocidad de reacción también se reducirán significativamente, aumentando el riesgo de caídas.
Un estudio realizado en Noruega demostró que la incidencia de fracturas de la columna cervical aumentó significativamente entre los adultos mayores, siendo la causa más común las caídas. En los jóvenes es más frecuente tras traumatismos de alta energía, como accidentes de tráfico o conflictos deportivos.
El diagnóstico de fracturas de la columna cervical generalmente implica un examen físico y una evaluación del historial médico. Los proveedores de atención médica utilizan reglas de predicción clínica para determinar qué pacientes requieren más imágenes médicas, como la Regla Canadiense de la Columna Cervical y el Estudio de Utilización de Rayos X Médicos de Emergencia de los Estados Unidos (NEXUS). Entre las pruebas de imagen, la tomografía computarizada se considera la herramienta de diagnóstico más recomendada para adultos, especialmente en casos graves, mientras que las radiografías se utilizan más en casos leves.
El primer paso en el tratamiento de una fractura de la columna cervical es la inmovilización temprana y completa de la cabeza y el cuello, lo que puede prevenir un mayor daño a la médula espinal. Si se encuentra un traumatismo craneoencefálico grave, se supone una fractura de la columna cervical. A menos que exista un peligro inminente en el entorno externo, no se debe producir movimiento hasta que el paciente esté estabilizado.
Durante el proceso de reparación, los pacientes pueden necesitar un collarín cervical, terapia de tracción o cirugía para estabilizar el cuello.
Dado el riesgo de osteoporosis y caídas en las personas mayores, mantener una dieta y un ejercicio adecuados puede prevenir en gran medida la aparición de fracturas de la columna cervical. El entrenamiento que enfatiza el equilibrio y la resiliencia es importante ya que pueden mejorar la estabilidad de un individuo y así reducir la posibilidad de caídas. Al mismo tiempo, también es muy importante una dieta que mejore la densidad ósea, como una ingesta adecuada de calcio y vitamina D.
Para las personas mayores, las fracturas de la columna cervical no solo afectan la salud física, sino que también afectan la calidad de vida e incluso pueden provocar parálisis a largo plazo o la muerte. Por lo tanto, saber cómo protegerse, mantenerse saludable y prevenir lesiones será una preocupación a largo plazo para todas las personas mayores y sus familias. ¿Podemos encontrar formas más efectivas de apoyar la salud y la seguridad de nuestras personas mayores mientras enfrentamos los desafíos de la edad?