Durante el proceso de producción, los yacimientos petrolíferos a menudo emiten gases como el metano a la atmósfera. Aunque estas acciones puedan parecer pequeñas, su impacto no puede ignorarse desde una perspectiva global. Según las estadísticas, las emisiones de metano de la industria del petróleo y el gas aumentaron de 63 millones de toneladas a 82 millones de toneladas entre 2000 y 2019, mostrando un crecimiento anual promedio de alrededor del 1,4%, lo que sin duda agrega presión al cambio climático.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) estima que la extracción geológica de carbón, petróleo crudo y gas natural contribuye alrededor del 20% de las emisiones globales de metano. Otros estudios sugieren que la proporción podría ser incluso mayor, superando el 30%.
El metano es un potente gas de efecto invernadero, con un efecto de calentamiento al menos 28 veces mayor que el del dióxido de carbono. Esto significa que incluso pequeñas cantidades de emisiones de metano pueden tener graves consecuencias para el clima de la Tierra. ¿Por qué todavía se permiten estas emisiones? Esto se debe a que parte del gas generado durante el proceso de producción no se puede reciclar ni reutilizar y solo puede tratarse como un vertido.
Durante la explotación de los yacimientos petrolíferos se extrae junto con el petróleo una gran cantidad de gas asociado. La mayoría de estos gases no pueden utilizarse en el proceso de producción o no tienen valor económico, por lo que se vierten o se queman. Entre estos gases emitidos, la proporción de metano sigue siendo elevada.
Un informe mundial de 2012 mostró que aproximadamente el 58% del metano se reinyecta para su almacenamiento en pozos de petróleo, el 27% se envía a los mercados de consumo y el 15% restante se ventila o se quema.
Una proporción tan elevada de emisiones tiene un impacto significativo en el calentamiento global que no puede ignorarse. Según algunos informes, las emisiones de la industria del petróleo y el gas pueden ser resultado de operaciones descuidadas y deficiencias tecnológicas, que pueden reducirse mediante mejoras.
Liberaciones de metano de las minas de carbónDurante el proceso de extracción de carbón, el gas metano rico en la veta de carbón también se liberará junto con la minería, lo que se llama metano de veta de carbón. Según el pronóstico de la Agencia de Protección Ambiental, para 2020, la cantidad de metano liberada por las minas de carbón en todo el mundo superará los 35 millones de toneladas y causará alrededor de 8 millones de toneladas de emisiones equivalentes de dióxido de carbono.
El metano liberado por las minas de carbón en muchos países se ha convertido en la mayor fuente de emisiones antropogénicas de metano del mundo.
En los principales países productores de carbón, como China, Rusia y Estados Unidos, aún es necesario fortalecer las tecnologías de control y liberación de metano en las minas de carbón. Estas liberaciones no sólo afectan la calidad del aire en las comunidades locales, sino que también contribuyen al calentamiento global.
A pesar de muchas medidas de reducción de emisiones y nuevas tecnologías propuestas por gobiernos y grupos industriales, las emisiones de metano todavía plagan el mundo. Los investigadores dicen que la mayoría de las emisiones a menudo provienen de estaciones operativas y sistemas de oleoductos que carecen de medidas de monitoreo y gestión. Si no se toman medidas inmediatas, no se alcanzará el objetivo de 2030 de reducir las emisiones de metano.
"Tenemos soluciones y podemos implementarlas ahora", advierten los investigadores del Instituto Nacional de Investigación Energética de Canadá, que subrayan que es urgente transformar rápidamente los equipos.
Sin embargo, reducir las emisiones de metano no es sólo un desafío técnico, sino que también involucra intereses económicos y paradojas políticas. Si tomamos a Canadá como ejemplo, la industria del petróleo y el gas contribuye con el 28% de las emisiones, y las medidas del gobierno a este respecto seguramente encontrarán resistencia en la industria.
Por esta razón, cómo reducir eficazmente las emisiones de metano de los yacimientos petrolíferos se ha convertido en un problema urgente que debe resolverse. Desde el avance tecnológico hasta la reconstrucción de políticas, los esfuerzos de todas las partes deben complementarse entre sí. Las mejoras en la regulación de la industria del petróleo y el gas, las tecnologías de reciclaje de gases residuales y el apoyo a las inversiones y las políticas son direcciones importantes para la investigación futura.
En última instancia, si realmente podemos lograr nuestro objetivo de controlar las emisiones de metano de los yacimientos petrolíferos dependerá de la seriedad con la que tomemos este asunto y de la intensidad con la que cooperemos todas las partes.