La malformación lacunar cerebral (MCC) es un hemangioma lacunar que se desarrolla en el sistema nervioso central. La enfermedad se caracteriza por una vasculatura dilatada y estructuras relativamente irregulares, generalmente en el cerebro, y puede estar asociada con una variedad de síntomas clínicos, como dolor de cabeza, convulsiones y déficits neurológicos, pero también puede ser asintomática.
Muchas malformaciones lagunares cerebrales se descubren de manera incidental, en particular durante una resonancia magnética realizada como parte de un estudio para investigar otras afecciones.
Los síntomas clínicos del CCM generalmente dependen de la ubicación y el tamaño del tumor. Los síntomas comunes incluyen dolores de cabeza recurrentes y convulsiones. Estos síntomas pueden llevar a los pacientes a someterse a exámenes de imágenes, y la tecnología de resonancia magnética es uno de los principales métodos para diagnosticar el CCM, especialmente el uso de secuencias de eco de gradiente para revelar posibles microlesiones.
Cuando ocurre una hemorragia cerebral, una tomografía computarizada puede mostrar un nuevo sangrado más rápidamente, lo que permite a los médicos hacer un diagnóstico rápido.
Los estudios han demostrado que los casos familiares de CCM a menudo involucran tres loci genéticos conocidos. Las mutaciones en el gen CCM1 están asociadas con algunos casos en el sur y suroeste de América, lo que está directamente relacionado con los primeros inmigrantes españoles y es un efecto fundador típico. Al mismo tiempo, las funciones de los genes CCM2 y CCM3 aún no se comprenden completamente, pero cada vez más estudios exploran su papel en las vías de señalización celular.
Las mutaciones del gen CCM representan entre el 70% y el 80% de todos los casos de CCM. El 20% al 30% restante de los casos pueden ser causados por genes no identificados.
Estudios relacionados han encontrado que la patogénesis del CCM es muy compleja. Las células endoteliales de estas malformaciones vasculares experimentan una transición endotelial a mesenquimal, lo que conduce a una mayor progresión de la enfermedad. Los mecanismos moleculares de este proceso aún se están explorando, incluidos fenómenos como la desregulación de la angiogénesis y la hipoxia celular.
Actualmente no existe un tratamiento farmacológico específico para el CCM, y el único tratamiento es la resección quirúrgica. Sin embargo, los riesgos y efectos de la cirugía varían en gran medida dependiendo de la ubicación del CCM, por lo que se requiere un examen y una evaluación adecuados antes de decidir el tratamiento.
EpidemiologíaLa incidencia de CCM en la población general es de aproximadamente el 0,5% y los síntomas clínicos suelen aparecer por primera vez entre los 20 y 30 años. Inicialmente se creyó que se trataba de una lesión congénita, pero a medida que avanzaban las investigaciones se descubrió que la CCM también podía presentarse de forma independiente en forma de “de-neoplasmosis”.
Al igual que ocurre con algunos tipos de cáncer, el tratamiento de las lesiones de CCM parece requerir la inhibición de la actividad de los genes supresores de tumores y la activación de los genes oncogénicos.
La comprensión del CCM aún está evolucionando. Estudios recientes nos han llevado a reevaluar la diversidad de estas lesiones y los factores genéticos detrás de ellas. En el futuro, podremos obtener una comprensión más profunda de cómo estos genes influyen en la estabilidad vascular y la aparición de lesiones en el entorno interno del cerebro.
A medida que exploramos los misterios genéticos del CCM, ¿es posible que podamos descubrir nuevas direcciones y esperanzas para futuros tratamientos?