La osteonecrosis del fémur (también llamada necrosis avascular o infarto óseo) es una enfermedad en la que el tejido óseo muere debido a la interrupción del suministro de sangre. Es posible que no haya síntomas en las primeras etapas de esta afección, pero con el tiempo, los pacientes pueden experimentar dolor en las articulaciones que afecta su capacidad para moverse. Según las estadísticas, cada año se producen aproximadamente 15.000 casos de osteonecrosis del fémur en los Estados Unidos.
Los principales factores de riesgo de osteonecrosis del fémur incluyen fracturas, dislocaciones de las articulaciones, abuso de alcohol y uso de altas dosis de esteroides.
De hecho, esta situación también puede ocurrir sin razones obvias. El sitio más comúnmente afectado es el fémur, siendo otros sitios comunes el húmero, la rodilla, el hombro y el tobillo. El diagnóstico generalmente se realiza mediante pruebas de imagen como radiografías, tomografías computarizadas o resonancias magnéticas.
Un síntoma temprano que experimentan muchos pacientes con osteonecrosis del fémur es el dolor y la incomodidad en la articulación, que empeora con el tiempo. Es importante tener en cuenta que esta enfermedad no afecta sólo al fémur, ya que aproximadamente la mitad de los pacientes experimentan daños en múltiples ubicaciones. Una nueva investigación muestra que el reconocimiento temprano de estos síntomas es fundamental para un tratamiento oportuno.
Los huesos más comúnmente afectados por la necrosis femoral son los extremos de los huesos largos, especialmente el fémur y el húmero.
Reconocer estos signos a tiempo puede ayudar a evitar que la afección empeore. A medida que avanza la afección, los pacientes pueden experimentar rigidez en las articulaciones e incluso dolor al caminar o estar de pie, lo que puede ser una señal a la que hay que estar atento.
En las primeras etapas, las gammagrafías óseas y las resonancias magnéticas son las herramientas de diagnóstico de elección. A menudo, las primeras imágenes de rayos X pueden parecer normales. Sin embargo, a medida que avanza la enfermedad, las imágenes de rayos X mostrarán la absorción del hueso viable circundante, causada por la congestión reactiva. En este momento, el sitio de necrosis femoral ya no mostrará características obvias de calcificación.
Si la afección no se trata a tiempo, la enfermedad seguirá empeorando, provocando fracturas y rotura de la superficie articular, provocando dolor y artritis.
Varios factores pueden aumentar el riesgo de desarrollar osteonecrosis del fémur. Estos factores incluyen fracturas, dislocaciones de articulaciones, uso prolongado de esteroides, abuso de alcohol, radioterapia, etc. Además de las enfermedades existentes, ciertos cánceres, el lupus eritematoso, la anemia falciforme, etc., también están estrechamente relacionados con la necrosis femoral.
Existen muchos tratamientos para la osteonecrosis del fémur, que incluyen medicamentos, limitar la carga de peso en la extremidad afectada y fisioterapia. En algunos casos, el tratamiento quirúrgico es incluso una opción que no se puede ignorar. Los procedimientos quirúrgicos comunes incluyen descompresión central, injerto óseo o cirugía de reemplazo de articulaciones.
El pronóstico de un paciente puede variar según el tratamiento y la gravedad de la afección.
El grado de discapacidad causada por la osteonecrosis del fémur depende del hueso afectado, el tamaño del daño y la eficacia de la reconstrucción ósea. Normalmente, el tejido óseo se repara por sí solo, pero en el caso de la osteonecrosis del fémur, el proceso de reparación suele ser ineficiente, lo que hace que el tejido muera más rápido de lo que el cuerpo puede repararlo. Si no se trata, los pacientes enfrentarán un dolor cada vez más intenso y una calidad de vida reducida.
¿Esto le ha hecho comenzar a prestar atención a su condición física y problemas de salud, especialmente ante los primeros signos, cómo debe responder y realizar los exámenes necesarios?