A principios del siglo XX, la comunidad científica marcó el avance importante: el descubrimiento de bacteriófagos. Estos virus especiales infectan y destruyen bacterias específicamente, convirtiéndose así en alternativas potenciales a los antibióticos, especialmente hoy en día cuando los antibióticos están perdiendo gradualmente su efectividad. La aplicación generalizada de la terapia con bacteriófagos en la Unión Soviética y en todo el este de Europa ha abierto un nuevo método terapéutico y ha proporcionado una valiosa referencia para la investigación biomédica global.
fiofage, derivado de la palabra griega "fagein", significa "comer", lo que indica sus características únicas.
El fiofage es un tipo de virus que invade específicamente las bacterias, ingresa a las células mediante la inyección de sus propios genes y luego utiliza el mecanismo celular de las bacterias para reproducirse, lo que finalmente conduce a la muerte de las células. Su estructura simple le permite adaptarse a diferentes entornos rápidamente y tiene un efecto en todo tipo de bacterias. Según las estimaciones, el número de bacteriófagos en la Tierra es más de 10³¹, que es más que todos los demás organismos combinados.
La historia de los bacteriófagos se remonta a fines del siglo XIX. En 1896, el bacterólogo británico Hanbari Hanjin descubrió que el agua en el río Ganges en India tiene el efecto de inhibir el cólera, pero no puede ser eliminado por métodos de filtración ordinarios. Más tarde, en 1915, el bacterólogo británico Frederick Twater descubrió independientemente la existencia de pequeños microorganismos, que finalmente se consideró como el resultado de la investigación preliminar de los bacteriófagos. El microbiólogo francés Felix de Jare publicó oficialmente la existencia de fagos en 1917 y propuso el concepto de "terapia de fagos".
Terapia de bacteriófagos"Me sorprendió el descubrimiento del fago, un microorganismo invisible que se especializa en la lucha contra las bacterias patógenas".
En la década de 1920, la comunidad médica en Georgia, la Unión Soviética comenzó a enfatizar el potencial de los bacteriófagos en el tratamiento de infecciones bacterianas. Los científicos aquí, como George Eliava, se han unido a De Jerre para realizar experimentos de aplicación clínica sobre bacteriófagos, lo que ha promovido la implementación generalizada de la terapia de fagos en las áreas locales y circundantes. Ante la guerra y la escasez de recursos, los bacteriófagos se han convertido en la única "paja que salvan la vida" en un ambiente libre de antibióticos. Esta terapia se usó para tratar soldados del Ejército Rojo y otros pacientes infectados.
Sin embargo, con el descubrimiento y la aplicación de antibióticos, la terapia de fagos se ha olvidado gradualmente en Occidente. Una de las razones es la falta de comprensión de su mecanismo, junto con las barreras ideológicas causadas por la Guerra Fría, lo que condujo a la falta de atención de los resultados de la investigación de la Unión Soviética en la comunidad médica occidental. Hasta los últimos años, con el creciente problema de la resistencia a los antibióticos, el enfoque global se ha reenfocado en el valor potencial de los bacteriófagos.
En los últimos años, muchas instituciones de investigación internacionales han realizado una serie de ensayos clínicos sobre bacteriófagos. Por ejemplo, en un estudio de 2009, los médicos usaron fagos para tratar las úlceras de las piernas infecciosas y lograron cierta seguridad y efectividad. Con el desarrollo de la tecnología, los investigadores han comenzado a probar la tecnología de ingeniería genética y han descubierto que se pueden crear nuevos fagos específicamente para bacterias resistentes a múltiples fármacos.
"El potencial de la terapia de fagos sigue siendo considerable, pero la clave del éxito radica en el diseño y el uso de fagos adecuados para que puedan lidiar de manera efectiva con bacterias específicas".
Hoy, la terapia de fagos no se limita al campo de la medicina, pero ha mostrado buenas perspectivas en seguridad alimentaria, saneamiento ambiental y la aplicación de protección de armas biológicas. Especialmente frente a problemas de resistencia a los antibióticos en crecimiento, la terapia de fagos puede convertirse en la clave para resolver este problema.
Sin embargo, el desarrollo futuro de la terapia de fagos aún enfrenta muchos desafíos, incluida la estandarización de la tecnología, la seguridad y la popularidad del uso clínico. ¿Esto nos llevará a una era de atención médica que depende más de los virus naturales?