En la sociedad digital actual, la vida de las personas depende cada vez más de los dispositivos electrónicos. Ya sean teléfonos inteligentes, pantallas de computadora o luces LED, estos dispositivos producen mucha luz azul. La luz azul, también conocida como luz visible de alta energía (HEV), se encuentra en la región violeta/azul del espectro visible, con una longitud de onda entre 400 y 450 nanómetros. Aunque la luz azul tiene muchas funciones, puede tener algunos efectos adversos sobre nuestra salud fisiológica.
Los efectos a corto plazo de la luz azul incluyen daños a la retina, y los efectos a largo plazo incluyen la degeneración macular relacionada con la edad.
Una de las principales fuentes de luz azul son las luces LED, que ahora se utilizan ampliamente en la iluminación doméstica y comercial debido a su eficiencia y brillo. Sin embargo, también existe un componente de luz azul correspondiente en la luz natural. De hecho, nuestra exposición a la luz azul no se limita a las fuentes de luz artificial. La luz solar en sí misma contiene una intensa luz azul. La exposición prolongada a la luz solar también es un factor de riesgo potencial, especialmente para las personas que trabajan al aire libre.
Efectos fisiológicos de la luz azulEl impacto de la luz azul sobre nosotros se manifiesta principalmente en dos aspectos: el impacto en la visión y la alteración del ritmo fisiológico (reloj biológico). Se ha confirmado en algunos estudios que la retina puede resultar dañada por la fuerte radiación de luz azul. Además, algunos informes indican que la luz azul puede afectar nuestros patrones de sueño, especialmente cuando usamos dispositivos digitales durante la noche.
La Asociación Médica Estadounidense afirma que la exposición a la luz azul durante la noche puede tener un impacto negativo en el sueño.
Para reducir el impacto de la luz azul en la salud, han aparecido en el mercado una variedad de productos de filtrado de luz azul, incluidos anteojos de protección contra la luz azul y filtros digitales. Estos productos están diseñados para reducir la cantidad de luz azul que entra, reduciendo así sus efectos potencialmente dañinos. Sin embargo, todavía existe considerable controversia respecto a la eficacia de estos productos.
Las gafas con filtro de luz azul se han vuelto populares en el mercado y se publicitan ampliamente por su capacidad para reducir la fatiga ocular y mejorar la calidad del sueño. Sin embargo, muchos estudios han demostrado que estas gafas tienen poco impacto significativo en la salud ocular, la calidad de la visión o incluso el sueño. Algunos estudios incluso muestran que no todo el mundo necesita filtrar la luz azul y que los productos engañan a los consumidores mediante técnicas de marketing intrusivas.
La evidencia actual no respalda las afirmaciones de que los anteojos con filtro de luz azul sean efectivos para prevenir enfermedades oculares.
En respuesta a las crecientes preocupaciones sobre la luz azul, muchos dispositivos electrónicos están comenzando a diseñarse con funciones de filtrado de luz azul incorporadas. Por ejemplo, los sistemas operativos de Apple y Microsoft tienen opciones para reducir las emisiones de luz azul que pueden configurarse para que se inicien automáticamente después del atardecer. Sin embargo, dichas configuraciones también pueden provocar una reducción en la gama de colores, lo que afecta la experiencia de visualización.
A medida que se profundiza la investigación sobre la luz azul, se necesita evidencia más completa para respaldar su impacto en la salud. Sigue siendo una pregunta sin respuesta si es necesario seguir utilizando productos que filtran la luz azul. Se necesitarán más investigaciones, especialmente sobre los efectos a largo plazo en los usuarios normales, para comprender mejor el papel y las consecuencias de la luz azul.
Nuestras vidas digitales se están desarrollando rápidamente, pero ¿nos estamos volviendo excesivamente dependientes de estas tecnologías e ignorando los riesgos para la salud que pueden conllevar?